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Comisión Bizkaired Innovación: Hablemos de Innovación, por Txema Villate, Director de la Comisión

  • miércoles 24 de julio de 2019

Hablemos de Innovación

 

No hay duda de que la palabra “innovación” está siendo profusamente utilizada en los últimos tiempos, aunque no tengo muy claro si todos tenemos el mismo concepto. No hay más que poner en Google esta palabra para que nos aparezcan 53 millones de referencias y más de 300 millones si la ponemos en inglés.

Para algunos la innovación es algo lejano y complicado, cosa de científicos y tecnólogos que van descubriendo nuevas teorías o desarrollando nuevas aplicaciones desde sus laboratorios. Para otros, es cualquier cambio o novedad. Y, ¿para nosotros?

Personalmente, me gusta iniciar la búsqueda de conceptos en los diccionarios, así para la R.A.E. la innovación es la “acción y efecto de innovar” o “la creación o modificación de un producto y su introducción en el mercado”. Si nos vamos al otro gran diccionario WIPIPEDIA, la innovación es un “cambio que introduce novedades, en el sentido de nuevas propuestas, inventos y su implementación económica. Pero se dice que, de las ideas solo pueden resultar innovaciones luego de que ellas se implementan como nuevos productos, servicios o procedimientos, que realmente encuentran una aplicación exitosa, imponiéndose en el mercado a través de la difusión”.

Cuando me quedan algunas dudas, suelo acudir a la normalización, y encuentro en la norma UNE 166002 que la define como la “actividad cuyo resultado es la obtención de nuevos productos o procesos, o mejoras sustancialmente significativas de los ya existentes”. Por su parte, el MANUAL DE OSLO entiende por innovación “la concepción e implantación de cambios significativos en el producto, el proceso, el marketing o la organización de la empresa con el propósito de mejorar los resultados”.

Estas últimas definiciones que señalan al mercado, resultados,… me acercan a la economía, donde nos encontramos con Joseph Schumpeter quien popularizó el concepto de “destrucción creativa” como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones.

Sin embargo, una de las que más me gustan es la que escuché a la profesora Jaione Ganzarain en la apertura del curso académico 2007-08 de la Mondragon Universitatea: “No innovar es faltar, gravemente, al cometido natural de la vida: sobrevivir en un mundo cambiante”. Esta definición siempre me trae a la cabeza a Charles Darwing y su teoría de la evolución de las especies: “no es la más fuerte, ni la más inteligente de las especies la que sobrevive, sino aquélla que mejor se adapta a los cambios”.  Podríamos concluir, por lo tanto, que los innovadores son los que mejor se adaptan a los cambios.

Sin embargo, hay otra definición del innovador/emprendedor que también me gusta mucho: “es aquél que ve lo que todo el mundo ve, piensa lo que algunos piensan y hace lo que nadie hace”. Nos adentramos entonces en una concepción del innovador que no sólo se adapta a los cambios, sino que además los genera, son personas que rompen moldes y que están dando forma al mundo de hoy y del mañana, desarrollando nuevas ideas, nuevas visiones, nuevos negocios, y nuevo empleo…

Si fuéramos a la etimología de la palabra (in-nova-ción) obtendríamos la “acción de introducir algo nuevo”, a lo que para darle un mayor sentido tendríamos que añadir “que aporte valor económico, social o público”. Esto nos abre otra puerta, la de ponerle adjetivos y así tenemos la innovación tecnológica o la no tecnológica, más ligada a la gestión, la organización, el marketing, …, o la innovación incremental frente a la disruptiva, la innovación frugal, la innovación social, la innovación pública, la innovación abierta, la colaborativa, …

En este último sentido, Steve Johnson que ha analizado la innovación desde 1400, afirma que esta es una tarea que se hace en grupo y que requiere un gran esfuerzo colectivo, siendo la suma de todas las pequeñas ideas las que nutren cada innovación. Así, el “progreso es conocimiento puesto en acción a través de innovaciones”. Su estudio certifica que en el Renacimiento apenas un 10% de las innovaciones manera fueron desarrolladas en grupo; dos siglos después, la mayoría de las ideas disruptivas surgieron en entornos colaborativos. La innovación es, por tanto, eminentemente social.

En BIzkaiRed estamos convencidos de que la colaboración es la fuente de la prosperidad y la competitividad de nuestros negocios, por eso nace la Comisión de Innovación como una oportunidad para facilitar y reforzar nuestra actividad innovadora, tan necesaria en estos tiempos convulsos.

Personalmente, para finalizar, de todas las definiciones, me quedo con la de COTEC, que, de manera sencilla, recoge todas las consideraciones que hemos ido señalando:

Todo cambio, no sólo tecnológico,

basado en el conocimiento, no sólo científico

que aporta valor, no sólo económico.